dedicado especialmente
a aquellos que se consideren
plutonianos,
a quienes viven con intensidad
y comprometidos con la Vida
La temporada de eclipses 2022 se dará en el eje nodal Tauro / Escorpio invitando a la consciencia colectiva e individual a un viaje sutil para purificar el modo en el que vibramos esta díada energética: el par de signos que simbolizan nuestro contacto con la Vida-Muerte, Placer-Dolor, Luz-Sombra. Es una invitación para replantear nada menos que la Vida Misma y cómo elegimos vivirla. Más allá de los eclipses y de la fecha, creo que este es un tema que siempre merece la pena ser observado. Y al estilo “Elige tu propia aventura”
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- ¿Qué significa el eje nodal? (muuuuy resumido)
El eje nodal es un punto matemático donde se encuentra la eclíptica de la luna alrededor del sol y la eclíptica aparente del sol alrededor de la tierra. Donde se intersectan las eclípticas se ubican el nodo norte y el nodo sur. Cuando las 2 luminarias (Sol y Luna), se encuentran alineadas en ese eje se provocan los eclipses.
En la carta natal el eje nodal nos habla del camino del alma, de una experiencia de aprendizaje del ser profundo y sutil que venimos a atravesar más allá de lo que nuestro ego o personalidad haga consciente y permita. Como un hilo invisible (para algunos más visible acaso que para otros) que hilvana los hechos de nuestras vidas dándole un sentido que se lee mejor en perspectiva. Tiene que ver con un dharma que tenemos y un karma que venimos a atravesar.
Más allá de la carta natal, este eje se va moviendo en el cielo permaneciendo aproximadamente un año y medio en cada eje. E invitándonos a todos a purificar ese eje. Esta purificación me gusta pensarla como un proceso de digestión.
El eje nodal es un eje “digestivo”, de nutrición y excreción, para que algo entre, algo tiene que salir. Conocer los signos en los que está ubicado nos puede referir qué energía estamos convocados digerir para dejar entrar y nutrirnos de su energía opuesta. Esa digestión implica la discriminación de los talentos y excesos o vicios de esa energía para quedarnos con aquello nutritivo.
En este caso el nodo va a pasar el 19 de enero de 2022 (hasta julio 2023) de Géminis-Sagitario a Tauro-Escorpio y en este eje se darán los siguientes eclipses.
- ¿Qué significan los eclipses?
Los eclipses son momentos donde la presencia de este eje nodal se hace más evidente. Momentos de reseteo, de puesta a punto de la energía de esos ejes. Cada uno lo puede cruzar con las casas natales que tiene en esos signos para chequear en qué escenario se verá más este trabajo “digestivo”.
El eclipse lunar se da siempre en luna llena, la tierra queda entre el sol y la luna tapando la luz de la luna, esto siempre es en signos opuestos complementarios. La luz del sol simboliza la consciencia y la luna la vivencia corporal- afectiva. Es como si la energía de la luna llena que es extrovertida se nos volviera hacia adentro. Son momentos ideales para la introversión y el proceso “cueva” acerca de lo que ese eje nodal nos mueve.
El eclipse solar se da en luna nueva, cuando el sol y la luna están juntos, en el mismo signo. En este caso, la luz del sol (consciencia) queda tapada por la luna (vivencia corporal- afectiva). A nivel corporal, pueden generar cansancio, embotamiento, mareos. Es un momento ideal para mirar adentro, meditar, descansar.
Los eclipses lunares nos hacen evaluar la energía complementándose es decir, en relación y los lunares la atención a alguno de los extremos -al alimento que ingerimos o al excremento-.
- ¿Qué puede significar que se den los eclipses en ese eje? (Nodo norte en Tauro / Nodo sur en Escorpio)
En esta imagen digestiva el nodo norte está representado en la vía de entrada de la llegada del nuevo alimento, o sea la boca y también el nuevo alimento; el nodo sur en el ano y también el excremento. Esta metáfora me resulta muy práctica para captar que son los extremos son lo mismo, pero con formas diferentes (acaso el excremento no es el resultado del proceso por el que pasó el alimento?)
Me gusta la idea de pensar en el tiempo que dura el eje nodal en estos signos como un proceso de cambio alimentario y los momentos de los eclipses como las citas con el nutricionista o terapeuta que nos acompaña en ese proceso, como el momento de hacer foco en ese aspecto y observar:
¿de qué manera estoy viviendo Escorpio?
¿en qué medida vivo la energía escorpiana de modo “tóxico”?
¿en qué aspectos de Escorpio viene bien un detox?
¿cómo vuelvo a mi microbiota más permeable a recibir la energía taurina?
¿en qué sentido la incorporación de Tauro me ayuda a purificar Escorpio?
Todo esto es para captar que la esencia está en comprender de qué se trata el eje protagonista Tauro-Escorpio. E insisto, esta información excede a la ocasión de los eclipses, que son mera excusa para desplegar lo que viene.
Tauro es el segundo signo del zodíaco y representa el principio energético femenino, el Ying del ying-yang (Aries que es el primer signo simboliza al principio masculino). Su elemento es la Tierra, y su regente planetario es Venus, en su versión Pandemos, diosa de la fertilidad. Tauro simboliza el contacto con la sensualidad y la percepción sensible (a través de los cinco sentidos), es la relación de goce con la materia con la dicha de sentir.
Escorpio es el octavo signo de la rueda zodiacal, el segundo signo de agua (el primero es Cáncer) Es el opuesto complementario de Tauro (tierra fija). Teniendo en cuenta la Rueda Zodiacal como un viaje de la consciencia en doce fases (o signos) en el momento Tauro la consciencia pone el foco en reconocer sus VALORES, lo que TIENE, sus CUALIDADES y CARACTERÍSTICAS para en Cáncer dar forma a una identidad, en Leo brillarla con orgullo, en Virgo poderla en función de un sistema más grande que mi ombligo y en Libra descubrirla a través del espejo que otro me ofrece. Para cerrar esa forma tuvimos que hacer un recorte y dejar afuera algunas cosas. Escorpio nos invita a TRANSFORMAR a cambiar la forma lograda por una nueva que incluya aquello que habíamos excluido para cerrar la forma anterior. Esta transformación implica riesgo y coraje para enfrentarlo: el de entregar lo conocido hacia lo desconocido, soltar y dejar morir o matar mi vieja forma conocida para transformarme en algo nuevo desconocido. Es la invitación a salir de la ilusión de la dualidad y reconocer la unidad (o ir en camino hacia, ya que esto se cierra en Piscis). Es una oportunidad de aceptar lo excluido en Tauro. Si Tauro conecta con la vida, Escorpio recuerda la muerte; si Tauro se apega a la materia, Escorpio le recuerda la pérdida; si Tauro se basa en recursos personales, Escorpio recuerda que también son compartidos, etc. Escorpio es la capacidad de ver lo que no podíamos en Tauro.
En escala humana, Escorpio simboliza el contacto con lo que la consciencia excluye, lo inconsciente, aquello que para el Ego amenaza su identidad (lo que Freud llamaba Ello). En general nuestro instinto, nuestros deseos más primales, nuestro aspecto más potente, pasional, animal y salvaje. Podemos llamarla, la bestia o fiera interna. La zona liderada por nuestro cerebro reptiliano. En el cuerpo físico, Escorpio es símbolo de nuestra pelvis: a nivel órganos se relaciona con los reproductores y con el aparato excretor (intestino grueso, ano) y a nivel muscular con el suelo pélvico, el psoas y músculos pelvitrocantéreos. En el cuerpo energético, está relacionado con el chakra sexual (svadhisthana). Si diéramos rienda suelta a esta parte de forma aislada al resto de nuestro sistema sería imposible vivir como lo hacemos. El desarrollo del neocórtex o corteza cerebral -que es esa parte del cerebro que nos diferencia de los demás mamíferos- es lo que nos ha permitido como especie ser seres “civilizados” y capaces de subordinar nuestros deseos en pos de la construcción de una sociedad en el mejor de los casos, porque en otros directamente lo inhibimos. En pos de la civilización reprimimos nuestro instinto animal, nuestros impulsos sexuales, nuestros deseos y muchas veces nuestro placer. El tema es que tememos tanto conocer el rostro de nuestra “bestia” que hacemos enormes esfuerzos (inconscientes) por esconderla. Y por supuesto, esto tiene un costo a nivel psico-físico.
Desde mi experiencia en masajes y demás artes curativas encuentro dos grandes tipos de pensamientos “neocortexianos” que traban el funcionamiento de nuestro circuito energético, generando los correspondientes correlatos en el plano físico: los represores y los ansiogénicos (es una súper reducción meramente ilustrativa).
- Los represores son una clase de pensamientos que bloquean nuestras emociones genuinas pero indeseadas, la rabia especialmente. La rabia es una energía agresiva que se expresa hacia afuera y su retención tiene un costo a nivel físico que dependerá de la duración de ese mecanismo (no es lo mismo retener la rabia que me provoca la actitud de un vecino que la de una relación matrimonial frustrada que dura en el tiempo): la más común es la tensión en la cintura escapular, hombros, debajo de omóplatos, trapecios, base del cuello, base del cráneo, mandíbula y cabeza o molestias digestivas (gastritis, reflujo gástrico, colon irritable, etc.).
- Las ansiogénicos son los pensamientos que nos alejan del presente y nos disparan preocupaciones acerca de panoramas posibles, pero no necesariamente reales. Eso provoca miedos y activa en vano a nuestro sistema de defensas, que ante las “amenazas” (aunque sean imaginarias y simbólicas, son amenazas para nuestro cerebro reptiliano) segrega hormonas del stress (adrenalina y cortisol) que preparan al organismo para “luchar” o “huir”. El resultado de estas falsas alarmas es que el cuerpo físico que no luchó ni huyó retiene esas hormonas que dan palpitaciones, alteraciones en la respiración (que se acorta) y tensión muscular. Esta tensión es la misma que tienen los animales cuando meten la cola entre las patas: especialmente en piernas -gemelos y muslos- y en la base de la pelvis o suelo pélvico, y músculos profundos de la cadera, la pelvis queda en retroversión (cola para adelante) y se rectifican lumbares.
En ambos casos, el circuito energético queda alterado, desvitalizándonos e inhibiendo nuestra potencia, o energía escorpiana.
Cuando dominan la represión de la rabia o el miedo a la vida la versión de Escorpio resultante es distorsionada o tóxica, pues cortamos el contacto con la vida: tememos tanto a la muerte que invertimos mucha de nuestra creatividad y vitalidad en impedirla. Para eso somos capaces de tomar decisiones egoístas y conservadoras. Tememos tanto perder que nos creemos poseedores y dueños de objetos materiales, de recursos naturales e incluso de personas queridas, aún cuando sabemos que esto nos convierte en esclavos de controlar que nada se nos escape ni se nos escurra. En el afán de poseer nos volvemos celosos, mezquinos y posesivos. Desconfiamos de todo aquel que no reconozcamos como parte nuestra, como algo diferente; esto ampliado en escala hacia la conducta social lo vemos en los comportamientos gregarios y discriminatorios (por diferencias de nacionalidad, origen, religión, etc.). Y si el otro estuviera en la misma sintonía, seríamos capaces de entrar en guerra y desatar de manera despiadada todo ese costado salvaje que estaba contenido, justificaríamos así la omnipotencia y sus consecuencias naturales (violencia, muerte). Y si acaso el otro resultara tener más fuerza y nos sometiera nos convertiríamos en víctimas, seres impotentes y resentidos. Y si acaso nos convenciéramos de que somos tales víctimas -de que no somos capaces de recuperar nuestro poder para salir de esa ilusión- y reprodujéramos esto en el tiempo y a lo largo de generaciones, recrearíamos esta historia de sometedores y sometidos, historia plagada de rencores y odios, de opresores y oprimidos, de vencedores y vencidos donde en verdad nadie sale ganador. Y nos convenceríamos de que no somos merecedores de crear algo diferente.
Pero sí existe otra versión de Escorpio, es una que exige más coraje, el necesario para hacer contacto con nuestra Bestia y animarnos a perder el control. Estas fuerzas inconscientes, como dijimos, son muy temidas para el ego porque nos desestabilizan. Como dice Sallie Nichols “tomar contacto con nuestras emociones nos pone ´fuera de nuestras casillas’, tirando de nuestras entrañas más allá de los límites de nuestro ego”. Pero como vimos, el costo de no hacerlo es bastante alto también. Esta aparente pérdida de control es en realidad dejar que la vida fluya a través de nosotros, es entregarnos a una corriente de vida que escapa a los dominios de nuestro Ego y es justamente la que nos permite un contacto pleno con la experiencia de estar vivos. Este flujo vital es el que nos lleva a contactar con los ciclos de vida-muerte-regeneración. Es volver la experiencia en el plano material como una constante transformación sin apego a las formas alcanzadas, dar frutos, y soltar los frutos cuando caen de maduros, aceptar que la putrefacción es necesaria para que las semillas lleguen a la tierra para comenzar un nuevo ciclo. Es saber que cada crisis que atravesamos son regeneradoras de sentido. Es animarnos al riesgo vincular de amar libremente, sabiendo que habrá momentos para el placer y otros para el dolor. Si asumimos la unidad, entenderemos que el placer y el dolor no se negocian por separado con la vida: la capacidad que tenemos para sentir dolor es la misma que tenemos para sentir placer. La vida y la muerte tampoco. Si le tememos a la muerte, también le tememos a la vida, no es posible separarlo porque son lo mismo. Es animarnos a estar vivos, sensibles y vulnerables a que la vida nos guíe.
Y acá es cuando aparece en escena Tauro como antídoto que equilibra a Escorpio. La energía taurina es el medio para encontrarnos con esta versión vivificante y potente de Escorpio. Y de esto nos hablará sutilmente el cielo entre enero entre 2022 y julio de 2023.
Tauro simboliza el contacto con la sensualidad y la percepción sensible (a través de los cinco sentidos), es la relación de goce con la materia con la dicha de sentir. En el cuerpo, tradicionalmente se asocia al cuello y la voz. Desde mi mirada, agrego los karmendriyas (órganos de la percepción para el Yoga, los sentidos). Y energéticamente se asocia con vishuda chakra (en la laringe). Tauro en vibración positiva es la capacidad de reconocer y valorar los recursos -materiales o simbólicos- que tenemos y de sentirnos merecedores de aquello que tenemos. Es también una energía sumamente receptiva, abierta y contenedora como la tierra. La suavidad y sensibilidad femeninas de Tauro son la mediación que necesitamos para acercarnos amorosamente a las fuerzas irracionales y pulsionales de Escorpio. Es el alma quien tiende el puente entre el ego y “la bestia”. Es la amorosidad y seguridad que transmite Tauro en su quietud receptiva -sin juicios- la condición ideal para entrar a las profundidades de nuestra consciencia. En el plano físico, es ideal la relajación para contactar con nuestras tensiones más hondas. Alcanzar una actitud abierta a aceptar lo que encuentre.
Tauro restablece nos puede ayudar a reconectar con nuestro instinto animal desde el despertar de los sentidos. Dejar que los sentidos nos cuenten qué nos hace sentir plenos. Prestar atención a de qué me estoy nutriendo (obviamente no sólo hablo de comida) ¿Qué me gusta mirar? ¿Qué estoy dejando que entre por mi vista? ¿Qué colores me gustan para mi casa? (más allá de lo que lo que las revistas me indiquen -sobre esto recomiendo el último vivo de @maria.chaucha)? Qué me gusta saborear? (más allá de lo que digan las recetas y los chefs que debería gustarme? ¿Qué olores me copan? (más allá de los perfumes hegemónicos) ¿Qué tipo de contacto me gusta recibir? (más allá de lo que las películas nos muestran) ¿Cómo me gusta tocar y ser tocada? (más allá de los estereotipos del amor) ¿Qué música me hace vibrar lindo? ¿Qué lugares me gustan? (más allá de lo que las agencias de turismo nos avisan que nos tiene que gustar) Darle bola a los sentidos es el camino hacia la soberanía corporal (hablo de todos los cuerpos: físico, energético, mental, espiritual). Para ser honestos y auténticos con nosotros.
En el cuerpo energético lo podemos trabajar a través de la unión entre los chakras svadhisthana (chakra sexual, entre el ombligo y el pubis) y vishuda (chakra de la expresión). Estos chakras son complementarios (sus colores son azul y naranja que son complementarios también). O a nivel físico, trabajar conscientemente ambas zonas -cervical y lumbar- en correspondencia; esto lo desarrollo en las prácticas de Astroyoga.
Escorpio unido a Tauro está preparado para hacer su gran aprendizaje: la alianza entre nuestra potencia o poder y nuestra sensibilidad. Ser sensiblemente poderosos, hacer un ejercicio sensible del poder, ejercer nuestro poder con empatía y vulnerabilidad.
Un símbolo en el Tarot
El Arcano La Fuerza en la baraja de RDR Waite nos muestra una mujer (similar a una diosa griega) tomando desde atrás las fauces de un león. Ella está serena, sabe lo que hace, no está armada, la serenidad y la seguridad son sus armas. Conecta íntimamente con el león, como la psyque con nuestro instinto animal. Están unidos por flores, símbolo de belleza y naturaleza. Es un vínculo orgánico que se da en un espacio abierto, cálido y natural. Ella, al igual que El Mago
(Arcano I) tiene el símbolo del infinito o de la unidad sobre la cabeza. Es el número VIII, igual que el lugar de Escorpio en la rueda zodiacal
Fechas de los próximos eclipses
4 de diciembre eclipse solar 12 de sagi
30/04 eclipse solar parcial (Sol Tauro 10°)
16/05 eclipse total lunar (Sol-Luna en Tauro 25°)
25/10 eclipse parcial solar (Sol Escorpio 2°)
08/11 eclipse total lunar (Sol-Luna Escorpio 15°)
PALABRAS CLAVE EN VIRTUD
TAURO | ESCORPIO |
FIGURA SENTIDOS PLACER RECEPTIVIDAD ESTABILIDAD SEGURIDAD VENUS SENSIBILIDAD SENSUALIDAD VALORACIÓN MERECIMIENTO | FONDO INSTINTO DOLOR TRANSFORMACIÓN CRISIS REGENERATIVA RIESGO PLUTÓN Y MARTE POTENCIA SEXUALIDAD FUSIÓN CORAJE |
PALABRAS CLAVE EN DISTORSIÓN
TAURO | ESCORPIO |
ACUMULACIÓN DE MATERIA DESCONFIANZA INSEGURIDAD MEZQUINDAD INSENSIBILIDAD HIPERSENSIBILIDAD MIEDO CONTENIDO RESENTIMIENTO INDIVIDUALISMO | POSESIVIDAD CELOS ESPECULACIÓN VENGANZA OMNIPOTENCIA (VICTIMARIO) IMPOTENCIA (VÍCTIMA) CONTROL RABIA CONTENIDA DISCRIMINACIÓN |
La imagen es un cuadro De Hilma af Klint titulado «The Swan» (1914)