Llamamos tránsitos planetarios al movimiento que hacen los planetas en el Cielo y las matrices que van diagramando. Esas configuraciones revelan dinámicas que podemos ver encarnadas en diferentes hechos -personales y colectivos-. Luego podemos chequear ese cielo en relación a nuestra carta natal para ver qué partes de nuestra matriz energética se activan (como cuando hacemos acupuntura y las agujas activan meridianos).

Hace unas semanas hubo una configuración en el cielo que invita a reflexionar varias cuestiones colectivas. El titular de esta configuración es: Sol en Leo oposición Saturno en Acuario y cuadratura a Urano en Tauro. Vamos por partes:

El Sol en Leo está en su lugar cómodo, ya que el Sol es el regente de este signo, la cualidad de Leo es solar, vinculada a tocar ese centro vital que nos hace sentirnos vivos, el principio del ser y nuestra identidad personal.

Saturno está en Acuario desde diciembre del 2020 invitándonos a crear estructuras y formas que habiliten lo creativo (acuariano), que en clima pandemia fue evidente que nos propuso replantear las formas conocidas de vincularnos socialmente (que fueron previamente detonadas tras en correspondencia con el encuentro de Marte, Júpiter, Saturno y Plutón en enero 2020), nos invitó (a algunos tal vez forzosamente) a:

• formalizar el caos
• sostener la incertidumbre
• dar valor a las ideas como capital
• materializar el aire más que la tierra: inversión en bitcoin vs. inmuebles por ejemplo

Urano circula por Tauro -hace tiempo-, pero hay momentos donde otras tensiones pueden actualizar este agite, este es uno de ellos. Tauro es un signo fijo y de tierra. Símbolos posibles de la energía taurina son: el plano material, el cuerpo físico, los recursos naturales, la Tierra como espacio que provee nutrición, la percepción sensitiva. Urano propone a lo que toca: liberación, disrupción de lo conocido, desestabilización de lo dado, visión creativa, innovación. Por lo que este tránsito de Urano por Tauro viene invitándonos colectivamente a:

• replantear la forma de vincularnos con nuestros recursos naturales: la evidencia del cambio climático como temática central e ineludible
• innovar en la forma de generar energía (sobre todo eléctrica): energías renovables
• cambiar el modo de impactar en el planeta como especie: bajar la huella de carbono, consumo responsable, producción sustentable

La cuadratura de Saturno a Urano (que se sostiene durante este año) propone una tensión que nos desafiá a integrar estas dos energías, que pueden percibirse como polos opuesto pero que pueden integrarse creativamente, sobre todo porque están “enrocados”: Saturno (regente de Capriicornio, signo de tierra) está en un signo de Aire y Urano (regente de Acuario, signo de Aire) está en un signo de tierra. Ninguno de los dos está en territorio conocido, están inestables.  Los polos en contradicción podrían ser:

 A partir de este tránsito podemos reflexionar sobre la posible integración de estas aparentes antinomias. Y en vínculo con el Sol en Leo de estos días realza la necesidad de cuestionar cómo condiciona, altera y transforma esta cuadratura a nuestra identidad e individualidad.

Se me ocurren algunas preguntas que podemos hacernos como ejercicio para meditar en algunos asuntos. La pregunta como habilitadora de espacios nuevos, la duda como invitación a movernos del lugar conocido. Para ensayar de respuestas que construyan realidades nuevas:

1. ¿puedo percibir que el límite material me conecta con la posibilidad de realizar mientras que la creatividad sin materia no concreta la forma? ¿puedo percibir que es necesario frustrar algunas ideas para materializar en el aquí ahora otras?
2. ¿las ideas que no encarnan, que no se manifiestan en una realización qué ratifican? ¿la idealización de lo que podría ser me alienta a construir en el presente, habilita posibilidad o genera rechazo a la realidad?
3. ¿puedo percibir que soy responsable de mi libertad? ¿que mi libertad es resultado de mi compromiso conmigo y mis decisiones? ¿soy consciente de que mis decisiones impactan en el colectivo? ¿tengo en cuenta a la totalidad, que soy parte de un ambiente, cuando pienso en tomar decisiones en pos de mi libertad? (En este punto, la pandemia nos enfrentó con este punto de la manera más cruda) ¿es posible pensarse “libre” escindiéndose de la responsabilidad colectiva?
4. ¿en necesario estar solx para ser auténticx? ¿sentir pertenencia me quita espontaneidad? ¿esa pertenencia me separa de un afuera? ¿puedo ampliar mi noción de “pertenencia” y pasar a percibirme como un “sujeto-ambiente” totalmente interconectadx?
5. ¿qué pasa si en lugar de sentirme solamente de un grupo, de un barrio, de una región, país, continente, fase política, paso a concebirme también como un humano? ¿eso me quita identidad? ¿”soy” en tanto etiquetas sociales acumulo, o soy también energía encarnada en un cuerpo igual que todo lo viviente?

Shanti om